En el último decenio de su vida, T entabla relaciones y es gran amiga de doña Juana Dantisco, madre de Jerónimo Gracián y de varias carmelitas. Juana es hija del embajador de Polonia ante Carlos V, Juan Dantiscus y de Isabel Delgada, dama vallisoletana, posteriormente casada con Miguel Navarro de Azpilcueta. Nacida en Valladolid en enero de 1527, apenas tendrá tiempo para conocer a su padre. Pero cuando éste regrese a Polonia y renuncie a contraer matrimonio, llegando a ser obispo de Culma y de Warmia (norte de Polonia), ella le escribirá más de una carta reclamando su afecto. Cartas sin respuesta de él, que sin embargo intenta separarla de su madre y llevarla a Flandes o a Alemania. Niña aún, a los doce años se desposa con un antiguo amigo de aquél, Diego Gracián de Alderete, de Pozaldez (Valladolid), gran humanista y futuro secretario de idiomas en la Corte de Madrid. Educada cuidadosamente por la madre de éste, doña Juana llegará a tener 20 (?) hijos, de los que sobrevivieron 13, el preferido de ambas de doña Juana y de T Jerónimo Gracián. Grandes humanistas todos los hijos varones. Tres de sus hijas ingresaron en el Carmelo teresiano: María de san José, Isabel de Jesús (‘la mi Bela’, de la Santa) y Juliana de la Madre de Dios. Fue también carmelita su hijo Lorenzo. Ingresó también Pedro, pero hubo de abandonar por enfermo. Se ordenó de sacerdote.
La Santa admiró los valores y virtudes de doña Juana, especialmente tras la visita de ésta al Carmelo de Avila, adonde vino acompañando a su hija María de San José, camino del Carmelo de Valladolid. Ya antes de ese encuentro, la definía así en carta a Gracián: ‘Yo le digo a vuestra paternidad que es de las mejores partes las que Dios le dio, y talento y condición, que he visto pocas semejantes en mi vida…; una llaneza y claridad por la que yo soy perdida’ (cta 124,2). Y de nuevo: ‘Cada día la amo más, y me parece mejor y más avisada’ (cta 242,3). Doña Juana sufrió intensamente las humillaciones de Gracián a la llegada del Nuncio F. Sega. Cuando éste lo condena a reclusión (20.12.1578), con especial prohibición de mantener correspondencia con las carmelitas (con la M. Teresa!), doña Juana hace de misteriosa medianera entre él y la M. Fundadora (Sega le había dejado licencia de escribir cartas únicamente ‘a su padre y madre, y a su Ilustrísima [Sega mismo] y no a otra persona alguna’ (MHCT 2,81). Pero sufrió mucho más a partir de la muerte de la Santa. Al ser expulsado Gracián de la Orden ignominiosamente (17.2.1592), doña Juana lo acogió en su casa de Madrid . En 1593 tiene noticia de su prisión a manos de piratas. Está al corriente de sus sufrimientos en los dos años de mazmorra en Túnez. Gracián puede enviar cartas a su madre desde la prisión (MHCT 9, 164-179: 5 cartas). Son generalmente cartas de alegría en el sufrimiento. Pero el 28 de noviembre de 1594, desde su calabozo de Túnez, escribía a doña Juana en Madrid: ‘Ya ha un año y más que estoy cautivo, y ninguna carta he visto desa tierra, ni dineros de la de cristianos’ (ib p. 177). Ella sí recibía las cartas de su hijo, y por fin lograba reunir la suma de dinero reclamada para su rescate, obteniéndolo el 11 de abril de 1595, con cédula del terrible Bajá de Túnez.
Pocos días después (21.6.1595), doña Juana se presentaba en Madrid a hacer su declaración ante el tribunal que instruía el proceso de beatificación de la Santa. Merece ser recordada su respuesta a la pregunta primera del interrogatorio: ‘Que esta testigo conoció a la dicha Madre Teresa de más de 18 años a esta parte en el monasterio de carmelitas descalzas de Toledo, donde la visitó esta testigo, y en Avila llevando esta testigo su hija monja a Valladolid, y en esta villa [Madrid] pasando la dicha Madre a una fundación…, y que cuando dice esta testigo que pasó por Avila, posó en casa de un hermano de la dicha Madre Teresa’ (BMC 18,369). Gracián asistió ‘providencialmente’ dice él a la muerte de doña Juana el 6.10.1601. Escribe él mismo: ‘Se le cumplió lo que decía, que quisiera su Maestro al lado. Desde que la enfermedad arreció, no me le quité de él, y le cerré los ojos’ (cta de Gracián notificando el fallecimiento a las carmelitas de Consuegra, donde residía su hermana María de San José Gracián: 7.10.1601, loc. cit. p. 314). El epistolario teresiano conserva tres cartas a doña Juana.Gracián, padres de.