La escritora. De Teresa se ha dicho que ‘es escritora de raza’. Comenzó a escribir desde muy joven. Sin preparación literaria. Sin previo entrenamiento de pluma. Sin medios. En géneros literarios variados: narrativo, expositivo, humorístico, introspectivo, poético, epistolar. Con estilo marcadamente personal y original ( Estilo). Con gran agilidad de pluma: Gracián dice de ella que manejaba la pluma con la velocidad de los escribanos de entonces. Con imaginación. Capaz de acuñar nuevos vocablos y símbolos literarios. En diálogo franco con el lector: ‘iré hablando con ellas (con las lectoras) en lo que escribiré’, asegura en el prólogo de las Moradas. Es capaz de redactar sus libros en directo, sin borrador ni esquemas ni apuntes previos. Así, por ejemplo, todo el libro del Castillo interior. Si redacta por segunda vez un escrito, lo hace porque se lo imponen. Escribe con espontaneidad, sin rebuscos verbales, sin efectismos. Azorín lo glosaba así: ‘Su lenguaje es doméstico… De que estemos tentados por el demonio de la altisonancia, de la retumbancia, pensemos en santa Teresa y leamos una página de sus libros’. T disfruta escribiendo y releyéndose. Para una mujer de aquel siglo, el número de páginas escritas por ella es un hecho singular.
Los escritos. Casi todos nos han llegado autógrafos. Salpicados de tachas, borrones y enmiendas de los censores de turno, pero todas ellas de fácil depuración. De suerte que a distancia de cuatro siglos seguimos en posesión de sus textos, limpios de contaminaciones, casi exentos de problemática crítico-textual. Unica excepción, su opúsculo de los Conceptos, glosas libres del Cantar de los Cantares. (Conceptos).
Su primer ensayo de pluma fue una novela de caballerías. Compuesta por ella entre adolescencia y juventud (quizás a los quince años), no tardaría en destruirla. De suerte que los escritos que integran sus ‘obras completas’ son fruto de su edad madura, a partir de los 45 de edad. Pero justamente es la época en que ella se siente ‘renacida’: ha iniciado ‘otra vida nueva’, dice (V 23, 1). Con vigor juvenil en los trazos de su grafía y en la firmeza de pensamiento o en la frescura de las imágenes. Vigor literario en neto contraste con sus incertidumbres e inseguridades escritorias. Ella no sabe de vocablos técnicos (V 18,2). Se queja de lo menguado de su entendimiento: ‘en cosas del cielo o en cosas subidas, era mi entendimiento tan grosero, que jamás por jamás las pude imaginar’ (V 9,5). Se lamenta de que su escribir es ampuloso y desconcertado: ‘mas ¡qué desconcertado escribo!’ (CE 22,1). ‘¡Válgame Dios, en lo que me he metido! Ya tenía olvidado lo que trataba… Irá todo desconcertado…’ (M 4,2,1).
Escribe convencida de que sus cuadernos deberán soportar el cedazo de los letrados. Acata fácilmente las intromisiones de éstos. Cuando uno de ellos desaprueba que ella una mujer glose la Escritura, T no duda en arrojar al fuego lo que ha escrito. Pese a lo cual, es libre escribiendo. A veces, libre y osada. El caso más palmario es el ya mencionado proyecto de comentar versos de los Cantares bíblicos. Teresa se atreve a emprender el comentario en un momento crucial, cuando fray Luis de León atraviesa un largo período de penalidades por haber afrontado la traducción literal de ese libro bíblico. Se siente libre escribiendo y glosando: ‘no hemos de quedar las mujeres tan fuera de gozar las riquezas del Señor’ (Conc 1,8), es decir, las riquezas contenidas en el libro bíblico. Libre también para arrojar su escrito al fuego, sin gesticular. Más de una vez escribe en la más recelosa intimidad: barrera de sumo sigilo, abatida por la prensa y los editores. En el ‘envoltorio’ de alguno de esos escritos íntimos, anotó: ‘Es cosa de mi alma y conciencia. Que nadie la lea, aunque yo me muera’. O bien, ‘son cosas de conciencia’ (R 40). Cápsula confidencial eliminada por la letra de molde. ¿Advertirá el lector de hoy que se adentra en la conciencia de Teresa?
T nos ha legado sólo cuatro libros de un cierto volumen: Vida, Camino, Fundaciones y Castillo Interior. Nos ha legado otros cuatro escritos menores, que podríamos llamar opúsculos: Conceptos de amor de Dios, Exclamaciones, Constituciones y Modo de visitar los conventos. (De esos ocho títulos, sólo uno es original de la autora, el Castillo Interior.) Los escritos restantes son piezas sueltas. Destaca entre todas, la serie de Relaciones y mercedes, documentación íntima, indispensable para seguir el itinerario místico de T Pero entre todas las piezas sueltas, la más importante en absoluto es el epistolario teresiano. De los millares de cartas que ella escribió en las dos últimas décadas de su vida, nos quedan apenas 450, y un manojo de fragmentos (en total, 486 unidades epistolares en mi última edición de sus Cartas). Por fin, T nos legó un poemario reducido: unos 31 poemas; de ellos, muy pocos autógrafos.
Como ya hemos anotado, se han perdido varios escritos de la Santa. Aproximadamente los siguientes:
a) No queda vestigio de su novela de juventud, de existencia indubitable.
b) Se ha perdido la primera redacción de Vida, realizada en Toledo, 1562 (‘Acabóse este libro en junio, año de 1562’: carta epílogo). Se han perdido también los relatos autobiográficos aludidos en Vida, c. 23,14 (‘relación de mi vida y pecados’, quizá de 1555), y 28, 3 (relación sobre la visión de la ‘hermosura y majestad’ de Cristo Resucitado, para el P. G. de Toledo: de 1562/1563).
c) Se ha perdido también el cuadernillo final del Castillo Interior, que contenía el índice del libro con los epígrafes de los capítulos. La titulación actual de éstos proviene de una copia de Gracián, sustancialmente fidedigna.
d) Nos quedan sólo fragmentos de los Conceptos del amor de Dios. No autógrafos. Perdido el resto.
e) Igualmente, nos queda sólo una parte de la Respuesta a un desafío.
f)I gnoramos cuántos poemas compuso, además de los pocos que han llegado hasta nosotros.
g) Se ha perdido su primera redacción de las Constituciones de las carmelitas. De ese texto primitivo nos queda sólo la adaptación que los primitivos de Duruelo hicieron para comenzar vida reformada (1568). Pero ese texto es ya una elaboración de mano ajena.
h) Como hemos notado ya, se ha perdido la inmensa mayoría de sus cartas. Entre lo más lamentable de esa pérdida está el carteo de T con fray Juan de la Cruz, del que nada nos ha llegado.
Ofrecemos aquí una elemental sinopsis cronológica de los escritos de T:
1560-1563: primeras Relaciones: 1ª, 2ª y 3ª. Ya antes, en torno a los 15 años, escribe su ‘novela de caballerías’, actualmente perdida.
Entre 1555 y 1560 escribe la 1ª ‘relación de mi vida y pecados’ (V 23,14). Relación sobre la ‘hermosura y majestad de Cristo’ (V 28,3) hacia 1562/63. Perdidas las dos.
1562: primera redacción de Vida (Toledo, junio de 1562). Perdida.
1655: Libro de la Vida, 2ª redacción, terminada a finales de ese año. Su autógrafo en El Escorial.
1566-1567: Camino de Perfección, 1ª y 2ª redacción. Autógrafo de la 1ª, en El Escorial. De la 2ª, en las carmelitas de Valladolid.
1567: Constituciones de las Descalzas. Han precedido esbozos del texto. Reelaborado por los descalzos de Duruelo: 1568.
1569: 17 de noviembre, escribe la cifra de su futura muerte (R 7). Autógrafo en Medina del Campo, carmelitas.
1569-1573: comienza la serie 1ª de Relaciones menores o Mercedes: de la 8 a la 36 (ó 37). Varios autógrafos: 7ª, 15ª. Notable la R 35 (Avila 1572).
1571: Libro de gastos de las carmelitas de Medina. Con autógrafos de T.
1573: Respuesta a un desafío. Probablemente en la cuaresma de ese año. Importante por aportar un escrito primerizo de fray Juan de la Cruz.
1573: Renuncia a la Regla mitigada. Fechada el 13 de julio. Autógrafo en las carmelitas de Calahorra.
1573: Comienza en agosto, Salamanca, el Libro de las Fundaciones. Autógrafo en El Escorial.
1575-1576: Relaciones 4ª y 5ª. Escritas en Sevilla. Autógrafo de la R 4, en Caprarola (Italia).
1575-1577: Postrer grupo de Relaciones menores: sobre Gracián, etc.
1576: Modo de visitar los conventos. En Toledo. Autógrafo en El Escorial.
1576: Prosigue el Libro de las Fundaciones. Capítulos 21-27. Toledo.
1577: Vejamen. Hacia febrero. En Toledo. Fragmento autógrafo en las carmelitas de Iriépal (Guadalajara).
1577: Castillo Interior. Junio-noviembre. En Toledo y en Avila. Autógrafo en las carmelitas de Sevilla.
1579: Relación 67: ‘Cuatro avisos a los Descalzos’. Avila, 6.6.1579. Autógrafo incluido en el Libro de las Fundaciones, final del c. 27, fol. 100.
1580: Capítulo 28 de las Fundaciones. Fundación de Caravaca.
1581: Relación 6ª (última). Autógrafo en las carmelitas de Santa Ana (Madrid).
1581: Hacia agosto de ese año, Instrucción a la priora de Soria. Autógrafo en la Biblioteca de Cataluña (Barcelona).
1581: Capítulos 29 y 30 de las Fundaciones. Ultimos meses de ese año (?).
1582: Capítulo final (31) de las Fundaciones. Escrito en el verano de 1582, en Burgos.
1582: Once últimas cartas, escritas durante el viaje de Burgos a Alba de Tormes (cartas 458-468). Escritas en Palencia, Valladolid, Medina del Campo. La última (carta 468), fechada en ‘Valladolid y quince de septiembre’, pero con postdata en Medina, uno o dos días después.
Escritos de data incierta
Exclamaciones: fray Luis de León las supuso escritas en 1568. No existe autógrafo. Sólo pseudoautógrafos.
Conceptos del amor de Dios: Fecha probable de la redacción final: 1573/1574. Sin autógrafo. Texto incompleto.
Poesías: casi todas de datación incierta. Son anteriores a Vida (1565) los poemas 6º (‘Oh hermosura que excedéis’) y 31 (‘Pues nos dais vestido nuevo’). Fragmentos autógrafos de los poemas: 11, 17, 27, 29; íntegro el autógrafo del poema 12 (Carmelitas de Florencia y de Savona, Italia).
Escritos oficiales varios: para las fundaciones de Avila, Medina, Toledo, Caravaca, Burgos… (editados entre los ‘Apuntes y Memoriales’).
Otros escritos, atribuidos a la Santa, pero seguramente espurios:
Relación 38. Publicada con ese nº en la BMC 2, p. 66.
Avisos de la Madre Teresa de Jesús para sus monjas. Publicados por Fray Luis de León con ese título en las Obras de la Santa (Salamanca 1588, II, pp. 260-268). Ya antes, editados en Evora con el Camino de Perfección (1583), con el título: ‘Avisos de la Madre Teresa de Jesús’. Son anteriores a la Santa.
Siete meditaciones sobre el Pater noster’. Reiteradamente publicado entre las obras de la Santa desde la edición ‘plantiniana’ de Amberes 1630. Ciertamente de mano ajena cf EstTer 2, 189-257.
Cartas falsas.
T. Alvarez