Segovianas. Son madre e hija. Ésta, llamada María Barros Jimena. Entrañables discípulas de santa Teresa y de san Juan de la Cruz. Ana es viuda de Francisco Barros de Bracamonte. Visitó a la Santa en Avila, para proponerle la fundación del Carmelo segoviano. Luego la acompañó, ya en Segovia, ‘desde el mesón del aceite… y la trajo de la mano hasta la casa que estaba tomada para la fundación’ (BMC 18, 431). En el libro de las FundacionesT hace así su presentación: ‘Estaba allí [en Segovia] una señora, mujer que había sido de un mayorazgo, llamada doña Ana de Jimena. Esta me había ido una vez a ver a Avila y era muy sierva de Dios, y siempre su llamamiento había sido para monja. Así, en haciéndose el monasterio, entró ella y una hija suya de harto buena vida, y el descontento que había tenido casada y viuda, le dio el Señor de doblado contento en viéndose en religión. Siempre habían sido madre e hija muy recogidas y siervas de Dios. Esta bendita señora tomó la casa y de todo lo que habíamos menester… la proveyó’ (F 21, 3-4). Siendo aún novicia, se le murió su hijo ‘Diego de Barros, mayorazgo y heredero de su casa, estando de edad de 24 años’ (BMC 18, 431). Madre e hija profesaron el mismo día, 2.7.1575, con los nombres de Ana de Jesús y María de la Encarnación: de 65 años, aquélla; ésta, de 24. Ana sería priora del Carmelo segoviano (1592…). Más adelante será súbdita de su propia hija, que fue priora al menos dos trienios, y lo será otros dos en Madrid. Las dos se dirigen y escriben con fray Jua de la Cruz: ‘el haberme escrito le agradezco mucho’, escribe éste a Ana; y a María: ‘Yo le agradezco que me envía a llamar’. Se conserva una preciosa misiva del Santo a la primera, y otras dos más breves a la segunda: las tres escritas en 1591, último año de vida de fray Juan, que se enternece en el carteo. La madre Ana testificará en el proceso de beatificación de T (1595), asegurando que ambas se cartearon repetidas veces (BMC 1, 431-434). En cambio, María, siendo priora de Segovia, aportó un precioso y extenso testimonio en el proceso del Santo, 1616 (BMC 14, 215-224). La madre Ana murió en 1609. Su hija en 1623. No se conservan cartas de la Santa a ellas.
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