Abulense, de la familia Yera (o Guiera). Célebre por haber acogido y asistido a la Santa en su última enfermedad. Nacida en Avila, 1541. De su declaración en el proceso de beatificación de la Santa (abril de 1592: BMC 18, 98-102) sabemos que era profesa en la Encarnación, donde ‘conoció a la dicha madre Teresa de Jesús’ y ‘fue una de las que salió a la fundación de Toledo’, llamada por la Santa apenas erigido este Carmelo, adonde fue acompañada de su hermana Catalina Yera y otras dos monjas de la Encarnación; que ‘estuvo en su compañía como año y medio, y después la vio en esta casa [de Alba] y en Avila como otro año y medio’; que numerosas veces asistió, atónita, a sus arrobamientos; ‘que se halló a su muerte…, que fue a las nueve de la noche el día de san Francisco’; y se halló presente a la serie de exhumaciones de sus restos mortales y es testigo de la fragancia que exhalan… Otros datos de su biografía son: que mientras su hermana Catalina prefirió regresar a la Encarnación, ella optó por seguir a la madre Teresa; en Toledo fue supriora de la comunidad; de ahí pasó en 1571 al Carmelo de Alba con el cargo de priora, renunciando a la Regla mitigada en 1572. Estando en Avila (1578), asistió personalmente a la Santa cuando ésta se dislocó el brazo izquierdo (BMC 18,100). Era de nuevo priora de Alba al culminar ahí el último viaje de la madre Fundadora. Fue ella quien la acogió y asistió amorosamente: ‘teniéndola abrazada esta testigo, llegó el padre fray Antonio de Jesús… y le dio los sacramentos’ (ib 101). Pero cuando murió la Santa, ya ocupaba el cargo de priora Inés de Jesús (Pecellín), mucho menos afecta a la moribunda (cf BMT 20,169). A causa de las injerencias de la fundadora Teresa de Layz, Juana esperaba con ansia finalizar su oficio. Se lo decía expresamente la Santa a aquélla: ‘porque ella [Juana] me ha escrito que por cosa de la vida no tornará a tomar ese oficio’ de priora (cta 460,2: del 6.8.1582). A ella se le notificó oficialmente en 1585 el decreto de entrega del cuerpo incorrupto de la Santa para llevarlo a Avila. La misma M. Juana lo testificará en el proceso para la recuperación del mismo, en septiembre de 1587 (BMC 6, 408).
Por