Obispo carmelita andaluz, amigo de T. Había nacido en Utrera (Sevilla), hijo de García de Huerta y de Catalina de León. Profesó en el Carmen de Sevilla y cursó estudios en Salamanca. El general de la Orden, Rubeo, le da el tratamiento de doctor. Fue prior del Carmen de Sevilla. Fundó en 1557 el convento de Aracena (Huelva). Llamado a la corte de Madrid por Felipe II, como educador de sus sobrinos. El 2.10.1560 fue nombrado obispo de Colibraso, y posteriormente titular de Escocia. Asistió a la tercera parte del Concilio de Trento, donde intervino públicamente el 20.1.1562. De regreso a España, residió en el Carmen de Sevilla, desde donde siguió, según testimonio de Rubeo, interesándose constantemente por las cosas de la Orden. Fue sufragáneo del cardenal Bartolomé de la Cueva, obispo de Córdoba. Al iniciar Francisco de Vargas su visita de los carmelitas andaluces, ‘puso los ojos en el maestro fr. Diego de León, prior de Sevilla’, para Provincial, cosa que no pudo ejecutar: así lo escribe Vargas al P. general de la Orden el 26.10.1571 (MHCT 1,123). Por propia iniciativa, el P. Diego de León propone a Felipe II forzar la mano del visitador dominico, Vargas, para que ‘todas las casas que esta provincia tiene en el campo [seis en total]… se den a los religiosos de la primitiva Regla que nuestro Señor ha despertado en Castilla’ (ib p. 150). Repliega luego sobre una propuesta más moderada que eleva al P. Rubeo, para que le permita construir ‘a sus propias expensas’ un convento de descalzos en Martos (Jaén), a lo que accede Rubeo, derogando por esta vez su anterior prohibición de fundar descalzos ‘contemplativos’ fuera de Castilla y poniendo el futuro convento bajo la obediencia del provincial de Andalucía, haciendo a la vez un extenso elogio del prelado solicitante (MHCT 1, 148-151). Era el año 1573. Todavía el 7 de febrero del año siguiente, el mismo Rubeo concede a Diego de León licencia para fundar un convento de descalzos fuera de Castilla (‘in loco sibi bene viso’) y poniendo dicho convento bajo la obediencia del prelado fundador (ib p.158-160). Un año después (el 21.11.1575),al presentarse Gracián como visitador en el Carmen de Sevilla, el P. Diego, residente en ese Carmelo en la apertura de la visita, será uno de los pocos que acojan y defiendan al visitador (MHCT 3,579). Será por esas fechas cuando la Santa inicie sus relaciones personales con el obispo carmelita andaluz. A finales de noviembre de ese año 1575 (sólo unos días después de la accidentada visita del P. Gracián al Carmen sevillano), ella escribe un billete confidencial a Gracián refiriéndole los extremos de su reciente conversación con el obispo carmelita: ‘¡Oh, si viese cuán deshecha y escrupulosa estoy hoy!…’ Sigue un largo resumen de lo conversado entre ambos, todo ello buen índice de la estima de la Santa por dicho prelado (cta 96). Desde Castilla, recordará ella expresamente a fr. Diego un par de veces (ctas 120,11; 122,10: ‘en extremo me he holgado que esté bueno el obispo, y dado gracias al Señor. Dígaselo de que lo vea’). Fr. Diego falleció en Sevilla en 1581.
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