Obispo e inquisidor, amigo de la Santa. Nacido en Madrigal de las altas Torres (Avila), el 12.1.1512. Hijo de Alvaro de Quiroga y Elena Vela. Cursó estudios en el colegio de Santa Cruz de Valladolid (siete años), y luego en Salamanca, colegio de San Salvador, donde se doctoró en derecho. Tuvo cargos eclesiásticos en Alcalá y en Toledo, donde era vicario capitular al morir el Cardenal Tavera. Fue auditor de la Rota Romana (Roma) y luego nombrado por Felipe II visitador del reino de Nápoles y oidor del Consejo Real. Acompañó al Rey en el sometimiento de los moriscos de Granada (1570). Miembro de la Inquisición en Castilla. Preconizado el 17.12.1571obispo de Cuenca, pasa a ser inquisidor general (1572). Al fallecer en Roma el arzobispo de Toledo, Bartolomé de Carranza, en 1576, es nombrado para sucederle en la diócesis toledana (preconizado el 6.9.1577). La Santa toma nota: ‘Mucho me he holgado del buen arzobispo que nos ha dado Dios’ (cta 176,3). Será creado cardenal al año siguiente (1578). Un amigo de la Santa, Diego de Montoya, viene de Roma en 1579 a traerle el capelo cardenalicio (lo notifica Teresa a su hermano Lorenzo en la cta 309,8). En 1581, convoca el Concilio de Toledo, que sólo se celebrará en 1582-1583 (también anotará la Santa el viaje de don Alvaro de Mendoza, camino del Concilio: cta 466,1, del 2.8.1582). Es famoso su retrato por el Greco, hoy en la Galería Nacional de Londres.
T entra en relaciones con Quiroga a partir del ingreso en el Carmelo de Medina de Jerónima Quiroga, en el Carmelo Jerónima de la Encarnación (1575), a los 14 años. Él pronto se hace amigo de Gracián, debido a la mediación del rey: ‘A nuestro padre [Gracián] ha mandado el rey que acuda para estas cosas de la Orden… a Quiroga’ (cta 114,5). Y unos meses después ya anota: ‘Quiroga… está en extremo bien con nuestro padre’ Gracián (cta 143,3). Apoyará a éste y a la familia teresiana en momentos difíciles.
Pero los tres asuntos que lo ponen en relación directa con la Santa son: 1º, la delación del Libro de la Vidaa la Inquisición. Quiroga que es inquisidor general interviene reclamando el libro, reteniéndolo personalmente, incluso leyéndolo con interés (cta 185,8): ‘De mis papeles hay buenas nuevas. El inquisidor mayor mismo [Quiroga] los lee, que es cosa nueva: débenselos haber loado…’ Era hacia febrero de 1577. En vista de esa actitud, Gracián se atreverá a solicitar la liberación del escrito, pero sin conseguirlo. No lo devolverán hasta después de muerta la autora. 2º asunto, la vocación de su sobrina Elena de Quiroga, viuda y madre de Jerónima de la Encanación, decidida a ingresar carmelita en el monasterio mismo de su hija, Medina. Quiroga no lo ve con buenos ojos (‘cuán pesadamente lo toma el arzobispo’: cta 402,2), parece culpar a la propia Santa de la decisión de Elena, Teresa tiene que presentar, más que excusas, una neta justificación: no ha intervenido en el hecho y no recibirá a Elena mientras no dé su consentimiento el Arzobispo (cta 399,3). Finalmente éste consiente, y T le corresponde escribiendo una carta de agradecimiento: ‘Dos cartas de vuestra Ilustrísima Señoría he recibido, que ha sido gran consuelo y favor para mí… Ya obedecí lo que vuestra Señoría Ilustrísima en ellas me mandaba de dar el hábito a nuestra carísima hermana Elena de Jesús’ (cta 411,1). Era el 30 de octubre de 1581. Elena Quiroga había ingresado carmelita el 4 de ese mes. Tercer asunto, la fundación de un Carmelo en Madrid, diócesis del arzobispo. Había sido él mismo quien lanzó la idea a doña Luisa, para que se la trasmitiese a la Santa: ‘dijo a doña Luisa [de la Cerda]… que por qué no había yo hecho monasterio en Madrid’ (cta 185,8). Pero luego es él quien dilaciona, exigiendo que el monasterio no sea ‘de pobreza’. La Santa insistirá numerosas veces en el proyecto. Por fin, Quiroga accede, pero es ya demasiado tarde. La Santa, en Burgos, está para emprender su último viaje: ‘me ha escrito el Cardenal [Quiroga], y me libra la licencia para cuando venga el Rey…’ (cta 456,2, del 7.7.82). El rey estaba en Lisboa; ‘ya dicen que viene, mas por presto que venga, será septiembre o más…’, escribe la Santa (ib). De hecho, no regresó a Madrid hasta el 11 de febrero de 1583, cuando ya la M. Teresa había volado al cielo. El cardenal morirá en Madrid el 20.11.1594. En su diócesis de Toledo se instruirá al año siguiente el proceso de beatificación de la Santa, y en él uno de los primeros testigos será la sobrina del Cardenal, Jerónima de Quiroga (BMC 18, 247).
Entre la Santa y el arzobispo había mediado un carteo relativamente abundante, del que se conservan sólo dos cartas (394 y 411). Aquélla había intuido que ‘entiendo no nos conviene tenerlo por enemigo [al Cardenal] en ninguna manera’ (cta 402,2: se lo escribe a Gracián). Pero a la vez es indudable su veneración y afecto. Es sincera escribiendo al secretario arzobispal, Ruiz de la Peña: ‘Amo tiernamente a su señoría en el Señor’ (cta 397,7). Elena de Jesús.