De todas las fundaciones teresianas, ninguna costó a la Santa tan larga y complicada peripecia como ésta del Carmelo salmantino. Baste un simple sumario de fechas y acontecimientos:
se erige la fundación en noviembre de 1570.
siguen tres años (1570-1573) sin instalar el Santísimo en la casa.
en 1573, interrumpe la Santa su priorato de la Encarnación de Avila y traslada la fundación salmantina a casa nueva, donde sí, instala el Santísimo.
historía la fundación en Toledo tres años después, 1576. Y para esas fechas aún no se han ultimado los trámites de compraventa.
efectivamente, tres años después 12.9.1579 se concede a ‘la religiosa Teresa de Jesús, fundadora de la dicha Orden’ licencia para trasladar la comunidad a otra casa dentro de la ciudad.
La propuesta de fundar un Carmelo en la ciudad de los estudios llegó a la Santa en Toledo, en otoño de 1570. Se debía la iniciativa al Rector del Colegio de la Compañía, P. Martín Gutiérrez. En Salamanca contaba ella con un amigo incondicional, padre de varias carmelitas de la Encarnación, Nicolás Gutiérrez. Con tan buenas garantías, se pone en camino. Viaja de Toledo a Avila, y de aquí a Salamanca. ‘Llegamos víspera de Todos los Santos [31.10.1570], habiendo andado harto del camino la noche antes con harto frío, y dormido en un lugar, estando yo bien mala’ (F 18,3). Eran las fechas en que los estudiantes alquilaban casa, y el buen amigo Nicolás Gutiérrez tuvo que forzarlos a desalojar el caserón alquilado previamente para el nuevo Carmelo. Pero los estudiantes ’como no deben tener esa curiosidad [limpieza]’, escribe T lo habían dejado todo en tan deplorables condiciones, que la Fundadora y su única compañera hubieron de trabajar a marchas forzadas para asearlo. Inauguran la fundación al día siguiente de la llegada, 1º de noviembre. Y esa primera noche, de Todos los Santos al día de Animas, sucedió el célebre episodio de los miedos nocturnos referido en el Libro de las Fundaciones (19,5).
Tres años después regresó la Santa a la ciudad para trasladar la comunidad a casa nueva, instalar en ella el Santísimo Sacramento, invitar para la ocasión al famoso predicador Diego de Estella y comenzar el inacabable proceso de compraventa con Pedro de la Banda y su mujer. Tres años después, concluye T el relato de la fundación en Toledo: ‘El caso es que, con haber esto más de tres años, no está acabada la compra, ni sé si quedará allí el monasterio… o en qué parará’ (F 19,11).
Ahí, en la casona de los estudiantes, había ocurrido un día de Pascua de 1571 el más célebre de los éxtasis de la Madre Teresa, en plena recreación. Ocurrió que la joven segoviana Isabel de Jesús (Jimena) cantó a pleno pulmón y al aire libre el ‘Véante mis ojos / dulce Jesús bueno…’, y la Santa no resistió el dardo de aquella copla. Hubo que llevarla en peso, de la recreación a la celda. Lo relató ella misma en la Relación 15, y años más tarde en el Castillo Interior (6,11,8), y todavía años más tarde lo refería la propia cantora de la copla, afectada todavía por la emoción de aquel suceso (BMC 2,48; y 20,120). Banda, Pedro de la.
Bibl. Amplia documentación sobre la fundación del Carmelo salmantino puede verse en la BMC 6, 140-152. La licencia de traslado de casa en 1579, ib p. 152; Relato de la fundación: ib 20, 28-29.
F. Domingo