Este poema y el siguiente pertenecen también al ciclo navideño. La fiesta de la Circuncisión se celebraba el día primero del año.
Vertiendo está sangre,
¡Dominguillo, eh!
Yo no sé por qué.
¿Por qué, te pregunto,
hacen dél justicia,
pues es inocente
y no tiene malicia?
Tuvo gran codicia,
yo no sé por qué,
de mucho amarme,
¡Dominguillo, eh!
¿Pues luego en naciendo,
le han de atormentar?
–Sí, que está muriendo
por quitar el mal.
¡Oh, qué gran Zagal
será, por mi fe!
¡Dominguillo, eh!
¿Tú no lo has mirado,
que es niño inocente?
–Ya me lo han contado
Brasillo y Llorente.
Gran inconveniente
será no amarle,
¡Dominguillo, eh!