Poema compuesto para celebrar una profesión en el Carmelo. Lo mismo que ha hecho en el poema 25, la Santa desarrolla el motivo simbólico de la parábola de las «vírgenes sensatas» del Evangelio. La profesión religiosa es fiesta de bodas en la comunidad.
¡Oh qué bien tan sin segundo!,
¡oh casamiento sagrado!
Que el Rey de la Majestad,
haya sido el desposado.
¡Oh qué venturosa suerte,
os estaba aparejada,
que os quiere Dios por amada,
y haos ganado con su muerte!
En servirle estad muy fuerte,
pues que lo habéis profesado,
que el Rey de la Majestad,
es ya vuestro desposado.
Ricas joyas os dará
este Esposo Rey del cielo.
Daros ha mucho consuelo,
que nadie os lo quitará.
Y sobre todo os dará
un espíritu humillado.
Es Rey y bien lo podrá,
pues quiere hoy ser desposado.
Mas os dará este Señor
un amor tan santo y puro,
que podréis, yo os lo aseguro,
perder al mundo el temor,
y al demonio muy mejor,
porque hoy queda maniatado;
que el Rey de la Majestad,
ha sido hoy el desposado.