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Ambiente y nivel culturales

Teresa de Ávila

Website "muy peculiar" del mundo teresiano

  • La obra y sus
    manuscritos
  • Santa Teresa
    en 100 fichas
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    teresiano

1. Siglos atrás la educación de todo infante o doncel se centraba en la adquisición de los buenos modales, en aprender a cazar y a cabalgar, 'a usar toda manera de armas' y 'toda suerte de juegos'. Así lo entendían las Cantigas del rey Alfonso y sus sucesores. Ahora, en la plenitud del renacimiento, la cultura se mide por otros parámetros. El básico, aprender a leer y escribir. Aprendizaje que, con todo, seguía siendo logro de minorías en aquella sociedad. Según M. Fernández-Álvarez, «la masa aplastante de analfabetos [a mediados del s. XVI] podría llegar hasta el 80 o el 85 por ciento de la población. Y creo me quedo corto!»

2. A ese cambio de signo cultural ha contribuido, ante todo, la imprenta. Venida del centro de Europa, pronto (s. XV) se instala en ciudades españolas: Segovia, Valencia, Barcelona, Zaragoza, Sevilla. Burgos. Y todavía antes de finalizar el siglo de los incunables, en Salamanca, Valladolid, Zamora, Toledo, Coria, León. Tardará más en llegar a Ávila (Ávila no produce incunables ni post-incunables). La imprenta arrojaba al mercado público grandes hornadas de libros, tanto clásicos (la Biblia, Cicerón, Virgilio, Séneca) como recientes, ya sean europeos (de Flandes, Italia, Alemania), ya en romance español, como será toda la serie de post-incunables (1500-1520) del período cisneriano. Se imprimen y divulgan entonces numerosos libros que llegan a manos de la Santa. Es importante sobre todo el lote de libros espirituales (espiritualidad franciscana) que llegan a manos de la gente humilde, especialmente mujeres que ahora se dan a la lectura. Los libros más difundidos entre esos lectores humildes son el Flos Sanctorum, las Vita Christi, los libros de oración ('horas', 'diurnales', 'meditaciones'), la práctica del recogimiento…, obras preciosas de Osuna, Laredo, Palma, Granada… El aluvión de literatura barata con los libros de caballerías, que por fin terminan 'vueltos a lo divino'. En las altas esferas comienzan a formarse las bibliotecas caseras de clásicos latinos y poetas castellanos de los siglos XIV-XV. Igualmente, las pequeñas bibliotecas de personas humildes, Teresa misma por ejemplo.

3. Con todo, los libros impresos no han eliminado el servicio de los manuscritos. En el censo abulense de 1561 todavía figuran en servicio los amanuenses y las oficinas de copia de libros: 8 escribientes, un escritor, dos escritores de libros. Teresa misma leerá manuscritos los libros más importantes de su formación carmelitana en la Encarnación: la Regla, las Constituciones, y algún otro de mayor envergadura (cf Ficha 25).

4. En las usanzas del siglo, el niño (al menos en las familias acomodadas) aprendía a leer pronto. Quizá entre los tres y los cinco años! De sí misma lo insinúa Teresa entre los seis y los siete. Para ello las familias acomodadas disponían de las Cartillas, en que se enseñaba el alfabeto y el arte de leer, o el duplicado 'leer y escribir'. Además de las Cartillas, tan numerosas,existían las Doctrinas, en que juntamente con el aprendizaje del alfabeto y el silabario se enseñaban al niño los rudimentos de la fe cristiana (las oraciones, los sacramentos, los mandamientos, los siete pecados etc.). En la reciente publicación facsimilar de Cartillas y doctrinas (34 unidades bibliográficas) hecha por Víctor Infantes, destaca una cartilla coetánea de Teresa, titulada Cartilla para mostrar a leer a los mozos, con la doctrina christiana que se canta 'amados hermanos'… (Toledo 1526). Contiene un poema musicable para memorizar. La síntesis de la doctrina cristiana comienza: «Amados hermanos / pues somos cristianos / las armas de Jesús / tomemos que es la cruz/ Y luego recemos / lo que sabemos / lo que la iglesia / romana nos muestra /» Y mientras la ristra poética sigue enunciando temas, al niño se le sugieren los movimientos con que ha de acompañarlos: «Aquí se ha de humillar el niño / Aquí se ha de poner el niño en cruz / Aquí ha de alzar los brazos.» Es fácil que en esa o en otra cartilla similar se iniciase Teresa niña. Aprendizaje casero, quizás a cargo de su madre, o acaso con la ayuda de un joven maestrillo.

5. El nivel cultural de la época no es algo puntual, sino más bien un movimiento en ascenso. Mucho más denso en el tercio final de siglo que en el primero. Baste, como punto de referencia, lo ocurrido en la publicación de las obras de Teresa. En poco más de doce meses, la edición hecha por fray Luis (Obras completas) sale a la luz tres veces: en Salamanca 1588 / en Barcelona 1588 / en Salamanca 1589. Era un texto en romance. Ignoramos el número de ejemplares en cada tirada. Pero es clara la receptividad de los lectores (entonces humildes lectores), capaces de absorber rápidamente las tres ediciones. Sabemos que, desde ese plano inferior, las obras de la Santa penetraron en la Universidad de Salamanca, en ambientes andaluces y catalanes, en un escritor segoviano.

6. También a nivel cultural ocurre algo parecido a los estratos de las clases sociales. En la cima del mundo de la cultura están los letrados, universitarios, escritores. A media cota se sitúa la franja de lectores y aprendices, más o menos ávidos de saber. A nivel más bajo, los analfabetos y marginados. En el grupo primero se da a lo largo del siglo el tremendo boom de las universidades (socialmente próximas a Teresa: Salamanca, Alcalá, Palencia,Guadalajara.) y el típico magisterio oral de profesores uni-versitarios, sumamente numerosos en el entorno teresiano. En el grupo segundo, hay un creciente interés popular por la gran hornada de libros en romance (desde el Cartujano, a los espirituales franciscanos, Granada y al final de siglo fray Luis de León). Puede ser indicial el hecho de que la misma santa Teresa no concibe la estructura de un Carmelo sin la presencia de una bibliotequilla de libros selectos, 'en romance', para 'alimento espiritual' de la monjas. El grupo tercero disponía, sobre todo, del insistente magisterio oral de predicadores y catequistas. Algunos intensísimos, como el Maestro Ávila. O gracias al pulular de colegios por obra de los jesuitas. Recuérdese el caso del 'niño pobre' Juan de Yepes en el Colegio de la Doctrina de Medina, o la asistenca de los sobrinos de Teresa al colegio de San Gil en Ávila. Es importante en todo caso que en los tres niveles el fermento cultural estuviera en auge.

7. Ávila contaba con el copioso servicio de sermones en la catedral y en las parroquias. Los sermones entonces cubrían el espacio de nuestros mass media. Dentro de la ciudad, además del colegio de San Gil, Daza y Honcala habían organizado el colegio de la Misericordia. Y la diócesis conservaba el rescoldo de dos prelados ilustres: el Tostado y Hernando de Talavera (finales del s. XV). El primero había escrito -entre tantas otras páginas- un Confessional, sumamente instructivo y práctico para la formación sacramental de la gente sencilla y para la pedagogía de los confesores. Del segundo, en cambio, es La breve y muy provechosa doctrina que debe saber todo cristiano (Granada 1496), que entre otras cosas propone todo un plan de vida para la jornada en familia, muy similar al que -promediado el siglo- propone Diego Gracián para la educación de su futura mujer, todo ello muy cercano al ambiente en que se forma Teresa.

  • Santa Teresa: Datos generales
  • Ávila y su entorno
  • Santa Teresa en la España del siglo XVI
  • Teresa ante las clases sociales de su tiempo
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  • Teresa en la mira de la inquisición española
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Santa Teresa de Jesús

Santa Teresa de Jesús nace en Ávila un 28 de marzo de 1515, siembra nuevos Carmelos por los caminos de España, vive una experiencia mística plena, que luego transmite en múltiples escritos y un nutrido epistolario. Doctrina y magisterio que avalará la Iglesia incluyéndola en el Catálogo de sus Santos y otorgándole, pro vez primera a una mujer, el título de Doctora.

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