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Maestra de oración

Teresa de Ávila

Website "muy peculiar" del mundo teresiano

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    en 100 fichas
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Santa Teresa, en su calidad de carmelita, es monja contemplativa. Fiel a su profesión, habla y escribe de oración aun cuando trate de temas y asuntos dispares. Su lección es tan densa y extensa que difícilmente cabría en una ficha. En la presente, expondremos lo más elemental del tema: su peculiar concepto de oración; qué es, según ella, la vida de oración; y cuál su pedagogía de la oración. Sin tocar su doctrina sobre la contemplación y la oración mística.

1. Noción. – Teresa tiene de la oración una idea original y sencilla. Orar, según ella, es relacionarse con Dios. En la convicción previa de que Dios está siempre abierto a la relación con el hombre. Por eso la define o la describe de soslayo, como algo obvio: que no es otra cosa oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solascon quien sabemos nos ama. (Vida 8,5). Fundamental en esa definición es el dato central: oración es el hecho de tratar con Dios. Subrayado tautológicamente: tratar de amistad /estando muchas veces tratando. Y cargado de un doble matiz personalista: a solas / sabiendo que Él nos ama. El 'a solas', más que soledad indica inmediatez en la relación. Y el dato final 'con quien sabemos nos ama' es el presupuesto teológico de que Dios es amor y de que nos precede en el amor; lo sabemos! Añade todavía el inciso 'muchas veces' (tratar con Él muchas veces), porque sabe que la amistad requiere frecuencia. Teresa repetirá, más adelante, el famoso lema aristotélico: que deudo y amistad se pierden con la falta de comunicación.

Las expresiones teresianas trato, tratar con Dios, nos tratamos son realistas, tomadas del lenguaje común. Un coetáneo de Teresa las definía en profano: 'tratar es negociar comprando y vendiendo mercadurías. Tratar a uno es tener conocimiento con él y conversación' (Covarrubias). Lo de tratar con Dios no es una metáfora, sino realismo. Cristo es el amigo verdadero:con tan buen amigo…, todo se puede sufrir, es ayuda y da esfuerzo, nunca falta, es amigo verdadero (Vida 22,6). En Cristo Jesús a Teresa se le crece esa imagen del Dios-amigo: anda Su Majestad a probar quién le quiere…; quiere a quien le quiere, y ¡qué bien querido!, y ¡qué buen amigo! (ib 22,17). De suerte que, para ella, la oración es una recirculación de amor entre los dos. Ponerse al habla con Él es iniciar una espiral de amistad que comprometerá la vida del orante. E irá desarrollando una dinámica de amistad entre ambos. Con desarrollo imprevisible. Teresa insiste en que, pese a las apariencias, Dios por su parte no está callado: Bien habla al corazón cuando le pedimos de corazón (Camino 24,5).

Probablemente, más de un teólogo dominico había explicado a Teresa que la virtud teologal de la caridad consiste, según santo Tomás, en 'la amistad del hombre con Dios' (amicitia quaedam hominis ad Deum), y que la amistad tiende a igualar a los amigos, a nivelar 'sus condiciones' o su manera de ser. En la amistad crece la libertad de palabra o de comunicación. Teresa ha adquirido una extraña capacidad exclamativa: Oh, qué buen amigo hacéis, Señor mío!. ¡Cómo le vais regalando [al orante] ysufriendo y esperáis a que se haga de vuestra condición, y tan de mientras le sufrís Vos la suya (Vida 8,6).

Desde dentro de la amistad todo se le vuelve evocador: campo, agua, flores…, en estas cosas hallaba yo memoria del Creador' (ib 9,5). Un libro. El Evangelio. Una imagen… 'para llevarla en el seno', sugiere, a condiciñon de que 'la miréis'. 'Como habláis con otras personas, ¿por qué os han más de faltar palabras para hablar con Dios? No lo creáis. Al menos yo no os creeré si lo usáis. Porque si no, el no tratar con una persona causa extrañeza y no saber cómo nos hablar con ella, que parece no la conocemos…, porque deudo y amistad se pierde con la falta de comunicación' (Camino 26,9). También las cosas se vuelven amigas!

2. La vida de oración. – Como toda amistad, también la oración es una forma de vida. No se reduce a una práctica ocasional. No se es amigo a ratos. La oración imprime forma a la vida del creyente. Antes y después del momento orante. Le exige antes unas virtudes que lo guíen. En el Camino, al principiante de oración Teresa le exige ante todo el empeño en tres virtudes fundamentales; el amor a las personas; el desasimiento de las cosas; humildad frente a sí mismo: para amar a Dios / con libertad / y con verdad. Le exigirá luego una actitud sólida frente a la vida en marcha: la determinada determinación de mantenerse fiel a la oración venga lo que viniere, suceda lo que sucediere…, siquiera se muera en el camino… siquiera se hunda el mundo (ib 21,2).

La oración en sí misma es vida. Se desarrolla normalmente en una serie de grados …, como un jardín bien regado, o como un castillo de siete moradas. O como una amistad mayor, que prima sobre todas las otras amistades y las condiciona. Por eso insiste la Santa en que la oración tiene un escalafón de crecimiento, que en sus grados postreros, místicos, depende del otro amigo que es Dios y que, en todo caso, la oración no es una fuerza introversiva y solipsista, sino un dinamismo impelente. Es operativa. No aísla de la vida entorno. Apunta siempre al bien de los hermanos. Obras, hermanas, obras quiere el Señor, y que si ves una hermana a quien puedes dar algún alivio… te duela a ti (M 5,3,11). La oración es amiga de amigos. Los cinco que 'al presente nos amamos en Cristo'. O el episodio del primer lector de Vida, que ella cuenta plásticamente: era un hombre egregio pero distraído. Teresa orapor él: voyme adonde solía a solas tener oración, y comienzo a tratar con el Señor … con un estilo abobado que muchas veces, sin saber lo que digo, trato, que el amor es el que habla…; y así le dije: Señor, no me habéis de negar esta merced; mirad que es bueno este sujeto para nuestro amigo (Vida 34,8). La oración, según Teresa, es amistad proselitista.

3. Pedagogía de la oración. – Para formar al principiante en la oración, ella escribe el Camino de Perfección, en realidad un libro de 'Avisos y consejos'. Ni en él ni en otros escritos propone un método de oración. Habla de las tres formas corrientes de oración: vocal, mental, contemplativa. Manual absoluto de toda oración, sobre todo del rezo vocal, es, según ella, el Padrenuestro, que nos pone al habla con el Padre y nos hace compartir los sentimientos de Jesús en su relación orante con Él y con nosotros. Teresa se apropia esos sentimientos y los irradia. Más que comentar, ella reza con las lectoras. Sabe que, rezándolo, es posible elevarse a perfecta contemplación.

Pero es indispensable la oración mental, que interioriza ese rezo. Al principiante, ella le enseña su propia manera de recogimiento: ante todo, dominar la dispersión de los sentidos, convocándolos a lo interior para dirigir a Dios nuestras energías interiores. Y en segundo lugar, concentrar la atención en Cristo, en su santa Humanidad, en una palabra suya o en un momento de su pasión.

Y por fin, ya en el plano contemplativo, la Santa despliega sus recursos mistagógicos: ora ella misma ante el lector para provocar una especial empatía con él y 'engolosinarlo' de Dios. Su técnica consiste en enseñar a orar orando. Ora en vivo ante el lector. De hecho, llegará un momento en que en el diálogo orante prevalezca la palabra del Amigo. Será la oración mística, arrolladora, que culminará en la unión de los dos, meta suprema de la oración.

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Santa Teresa de Jesús

Santa Teresa de Jesús nace en Ávila un 28 de marzo de 1515, siembra nuevos Carmelos por los caminos de España, vive una experiencia mística plena, que luego transmite en múltiples escritos y un nutrido epistolario. Doctrina y magisterio que avalará la Iglesia incluyéndola en el Catálogo de sus Santos y otorgándole, pro vez primera a una mujer, el título de Doctora.

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