Escrito humorístico, de contenido espiritual. Título tardío y advenedizo. De elaboración comunitaria bajo la dirección de la Santa y de fray Juan de la Cruz. A modo de juego profano vuelto a lo divino, que, burla burlando, imparte al supuesto lector adverso una exquisita lección de dinámica comunitaria.
1. Origen del Desafío. Ocurre hacia 1573. Los carmelitas de Pastrana envían un cartel de reto a la comunidad de la Encarnación, donde es priora la Santa y director espiritual fray Juan de la Cruz. Se los desafía al ejercicio de penitencias y virtudes atléticas, muy estiladas entonces en el noviciado de Pastrana, pese a las correcciones de Báñez y de fray Juan de la Cruz. Cundían por allí las extravagancias de la famosa Catalina de Cardona (+1577). Desconocemos el cartel retador, pero a través de la Respuesta se perfilan los dos campos: Pastrana contra la Encarnación. Del lado de Pastrana actúa, probablemente, Jerónimo Gracián, aún novicio, más otros caballeros e hijas de la Virgen, presididos por el maestre de campo y el mantenedor. Por el lado de la Encarnación, se presenta una serie de monjas voluntarias, casi todas enfermas, entre las que destacan la Madre Teresa, y 'un venturero' o caballero de ventura, identificable con fray Juan de la Cruz. Cuadrilla contra cuadrilla, como en un torneo caballeresco. Pero en el texto de la Respuesta actuará sólo la cuadrilla de la Encarnación.
2. El autógrafo. Se ha perdido en su mayor parte. Sólo se conserva un fragmento en el Carmelo de Guadalajara. Lo restante proviene de transcripciones antiguas, sumamente fragmentarias. De las respuestas dadas por las carmelitas de la Encarnación, poseemos sólo una mínima parte. Suficiente, sin embargo, para conocer la dinámica comunitaria promovida por la Santa. En su brevedad, es uno de los escritos que mejor atestiguan el sano humorismo de Teresa y el estilo de hermandad que llevamos juntas. Aunque de ropaje literario novelesco, en el fondo se trata de una lección estrictamente realista. Y seria. El texto está dividoen dos partes: primero, el nuevo planteamiento del reto (nn.1-4); luego, la serie de respuestas de la Encarnación (nn. 5-28).
3. La trama del episodio. En el punto de partida, los carmelitas de Pastrana, en los fervores de la cuaresma (o quizá a mediados de septiembre, tras la fiesta de la Exaltación de la Cruz) deciden organizar una especie de torneo a lo divino. (El torneo era un deporte de caballeros, que divididos en dos bandos o cuadrillas, medían armas en la plaza pública. Juego bien conocido por Teresa en los libros de caballerías). Ella, al frente de sus monjas, acepta responder al reto en tono y con léxico caballerescos, pero rechaza el cartel: Habiendo visto el cartel..., ninguna firmó, y Teresa de Jesús menos que todas. Más que el cartel, la Santa rechazaba el planteamiento del torneo. Y lo desplazaba, del campo artificial de las penitencias exorbitantes al campo de la vida real: 'ha de ser a condición de que el mantenedor [caballero principal del bando opuesto] salga al campo de este mundo donde estamos'. Y ahora es ella quien reta: ¡Salga, salga de esa deleitosa vida [en acepción burlesca] él y sus compañeros! Y los cita en el campo realista de la vida cotidiana, constelada de achaques y penas, como veremos enseguida
4. El nuevo planteamiento del reto. No conocemos el texto y tenor del cartel enviado desde Pastrana. (Sabemos que por esas fechas Gracián escribe un Arte de esgrima de los caballeros de Jesús y la Virgen: texto perdido). Pero ciertamente retaba a la práctica de penitencias heroicas. De suerte que el vencedor se llevase como botín los méritos del vencido. Era un modo burdo de entender la ascesis cristiana y la vida carmelitana. Por eso Teresa se niega a firmar el cartel y en lugar de las penitencias heroicas, propone un abanico de virtudes variadas pero sencillas, como aparecerán en las respuestas. Pero con una novedosa variante en el combate: quien gane, no se apropiará del botín, sino que lo ofrecerá al caballero vencido. Era una singular vuelta a lo divino del torneo. Así la mantendrá desde la primera respuesta hasta la última.
5. Comienza la que hace de enfermera, Beatriz Juárez: 'Cualquiera caballero u hijas de la Virgen, que cada día rogaren al Señor que tenga en su gracia a la hermana Beatriz Juárez, y se la dé para que no hable sin advertencia y encaminado a su gloria,le da dos años de lo que ha merecido curando enfermas harto trabajosas'. Curioso engranaje de motivaciones, de objetivos prácticos y de intercomunión espiritual con los lidiadores del bando opuesto.
6. Frente a los 'valerosos y esforzados caballeros', la Santa procura que entren en liza las más desvalidas de la casa, que a veces no pueden ni hablar ni escribir. Así por ejemplo, una 'enferma gravísima', la quinta de la serie: La madre María de Tamayo dará a cualquiera de los dichos que le rezare cada día un Paternóster y Avemaría, porque el Señor le dé paciencia y conformidad para sufrir la enfermedad, y dará la tercia parte que en ella padece el día que se lo rezaren: y es gravísima, que no puede hablar un año y más ha. Lo cual evidencia que es la propia Santa quien escribe en su nombre, como en varios otros casos de concursantes enfermas. Con clara intención de hacer presente a los caballeros que también eso forma parte de la vida normal en una comunidad numerosa como la suya.
7. El soporte espiritual. - Aparte esa técnica de generoso intercambio, es notable el trasfondo místico de las respuestas. El dato más relevante es la motivación cristológica de la vida, con detalles reveladores: mirar el crucifijo tres veces al día por las tres horas que el Señor estuvo en la cruz o considerar la pobreza en que Jesucristo nació y murió o la humildad de Jesús ante los jueces o acordarse de las angustias de la Virgen, cada día un rato De suerte que la respuesta no sólo es un correctivo al enfoque ascético de los pastranenses, sino una lección de vida carmelitana en la escuela de los dos Santos Fundadores. Lo importante no son las grandes penitencias, sino la fraternidad y la motivación cristológica.