Entre las páginas narrativas de la Santa destacan dos de sus obras mayores. El 'Libro de la Vida', que pergeña retazos de su autobiografía, sobre todo de su vida interior y mística. Escrito en 1565. Y el 'Libro de las Fundaciones', que relata su obra de fundadora. Comenzado en 1573, y terminado tras la postrera fundación, unos meses antes de su muerte, 1582.
1. Afortunadamente poseemos aún hoy el manuscrito autógrafo de Vida tal como brotó de la pluma de Teresa. Si acaso, con pequeñas modificaciones en su vestimenta externa y en los recortes marginales de la guillotina. En la presente ficha nos interesa levantar acta de su nacimiento, exponer el porqué de su doble redacción y apuntar pequeños incidentes de su trayectoria histórica.
2. La redacción primera y su contexto. La Santa escribe por primera vez su Vida a los 47 años, en el palacio toledano de doña Luisa de la Cerda, actualmente residencia de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. La escribe, por tanto, no en el recinto adusto del claustro carmelita, sino en el ambiente fastuoso de un palacio linajudo. La termina, probablemente, al finalizar la primavera de ese año: Acabóse este libro en junio, año de 1562 (anotado al final de la redacción segunda, pero refiriéndose a esta primera). Texto perdido. Ignoramos sus dimensiones y su trazado redaccional. Con toda probabilidad constaba de dos secciones: una para contar su vida joven (sus 'pecados') y otra para referir sus experiencias místicas (las 'mercedes' de Dios). Pero ciertamente la narración no reflejaba el marco externo -el fasto palaciego-, sino la estremecedora situación interna de la autora, apremiante necesidad de discernir sus vivencias místicas en la doble urgencia del momento: por un lado, la fundación del Carmelo de San José, interrumpida a causa del viaje a Toledo y acuciada por la visita de otra fundadora carmelita, la andaluza María de Yepes; y por otro lado, la creciente ola de gracias místicas que la fuerzan a escribir para entenderse. Entre esas gracias místicas, es reciente la que la ha capacitado para superar la mordaza de la inefabilidad mística. Ahora puede decir y escribir eso que le pasa. Y, cuando ya está para acabar el escrito, le ocurre el encuentro decisivo con el dominico P. García de Toledo, para quien escribirá la segunda redacción del libro.
3. La redacción segunda. Es la única que ha llegado hasta nosotros. La escribe mandada por sus confesores, pero a la vez urgida por un impulso interior de origen místico. Entre los 'mandantes' destacan dos, de signo diverso: de un lado, el Inquisidor Soto, que le sugiere escribir el libro y someterlo al Maestro san Juan de Ávila. Soto no se lo manda presionándola o recelando sombras y fondos siniestros; se lo sugiere, como la vio tan fatigada..., para que se sosegase (Rel 4,6). Por otro lado, entre los que se lo mandan escribir está un teólogo-espiritual amigo íntimo, García de Toledo, que empatiza con ella y sus actuales vivencias, y que no sólo le manda escribirlo, sino que la presiona y sigue de cerca el proceso de redacción hasta apoderarse del escrito apenas terminado. Pero la suya no es una presión 'desde fuera': la hace porque anhela conocer el escrito, incluso porque lo necesita desde dentro de las experiencias místicas que está viviendo la autora y que a él le han levantado en el alma un oleaje de expectativas. Del cruce de esos dos personajes el inquisidor y el neófito místico nace el nuevo libro, que a su vez vendrá a parar, primero en manos del neófito P. García, y luego en manos del Inquisidor Soto, ahora en ejercicio de sus funciones inquisitoriales, pero igualmente benévolo. Así, por caminos algo tortuosos, el autógrafo teresiano se alojó primero en los antros inquisitoriales y luego en el 'camarín' del Escorial.
4. Primeros pasos del manuscrito de 'Vida'. Teresa lo escribe, ya no en Toledo, sino en Ávila, en la pobrísima escribanía de su celda de San José. Lo redacta, según ella, saltuariamente, a pocos a pocos (14,8), hurtando el tiempo porque me estorbo de hilar (10,7). A los 50 de edad. Probablemente a todo lo largo del año 1565, cuando ella y el nuevo Carmelo han superado las tensiones con el Concejo de la ciudad (36,32). Apenas terminado, el mauscrito pasa a manos de García de Toledo y luego a las de Domingo Báñez, que no lo juzga publicable y amenaza con echarlo al fuego. En 1568, la Santa lo entrega a su amiga toledana doña Luisa para que lo lleve a Montilla al Maestro Ávila. Pero doña Luisa atrasa el viaje y Teresa teme la reacción de Báñez (ctas 8,9; 10,2). Es, probablemente, el momento en que el manuscrito llega a conocimiento de la Princesa de Éboli. En septiembre de ese año, ya ha sido leído por el Maestro Ávila y está de regreso en San José. Pero pocos años después (febrero de 1575) es requeridopor la Inquisición y el Obispo don Álvaro tiene que entregarlo al tribunal de Valladolid, de donde pasa muy pronto al supremo de Madrid. En mayo de este año, por encargo de los inquisidores, lo examina Báñez en su colegio de San Gregorio de Valladolid y emite voto favorable, firmado el 7 de julio de 1575. Pero el autógrafo teresiano mi alma, dice la santa sigue extrañamente preso en la Inquisición, concretamente en poder del Cardenal Quiroga, Supremo Inquisidor, hasta después de muerta la Santa. Lo recupera en 1586 Ana de Jesús para ponerlo en manos de fray Luis de León, que lo edita dos años después (Salamanca 1588).
5. El autógrafo en El Escorial. El manuscrito de Vida llega al Escorial pasando por la Corte. La edición de 1588 estaba dedicada 'A la Emperatriz nuestra Señora' (Madrid, 10 de abril de 1588) y poco después Felipe II hacía llegar a Doria su deseo de tener en 'San Lorenzo el Real los libros originales de la Madre Teresa' (3.6.1592). Doria se apresura a solicitarlos del sucesor de fray Luis, el célebre Agustín Antolínez, y los entrega al prior de San Lorenzo, que en ese momento es el antiguo confesor de la Santa, fray Diego de Yepes. De suerte que el autógrafo ingresaba en los fondos de la Real Biblioteca a finales de 1592 y ahí se le concedía el gran honor de estar escoltado por dos presuntos autógrafos de San Agustín y de San Juan Crisóstomo. Es precisamente el momento en que Yepes tiene que salir en defensa del libro y de la autora contra el aluvión de denuncias enviadas al tribunal de la Inquisición (carta de Diego de Yepes del 6.7.1594). Siguen para el autógrafo años -siglos- pacíficos. En 1773, tras el terrible incendio de la Biblioteca, se lo custodia aparte, en el 'Camarín de Santa Teresa'. A principio del siglo XX, se lo exhibe en vitrina especial en el salón de exposiciones. Actualmente se custodia en la sección de Reservados.
6. Reseñamos únicamente dos graves incidentes en la historia escurialense del autógrafo. Ocurre el primero durante la Guerra de la Independencia. En 1809, por orden del gobierno francés, Vida, lo mismo que otros manuscritos preciosos del Escorial, es trasladado a Madrid, con destino a Francia. Afortunadamente el lote de manuscritos queda depositado en una capilla del Convento de la Trinidad, bajo una montaña de impresos, donde se frustra su viaje a París. El segundoepisodio ocurre al autógrafo teresiano en nuestra guerra civil de 1936. Sacado precipitadamente de la Biblioteca con destino al extranjero, termina su viaje en la frontera, retenido no se sabe cómo en los almacenes de Perelada (Gerona), de donde regresa, sano y salvo, en 1939 al precioso estuche del Escorial, donde, gracias al esmero de sus guardianes, todavía hoy goza de buena salud.
- Digresiones doctrinales en fundaciones
- El libro de la vida y sus dos redacciones
- Estructura y contenido del libro de vida
- ¿Por qué el anonimato? ¿Vida es un libro secreto?
- El hecho místico (cc 23-31)
- El desenlace de vida
- El tratado de los grados de oración
- El autógrafo de vida ante la Inquisición: ¿Publicarlo o no?
- Libro de las fundaciones: El autógrafo y su edición
- Estructura del libro de las fundaciones