A los 27 años de vida carmelitana Teresa improvisa su actividad de fundadora. Obedece a una misteriosa orden de envío. En 1562, a los 47 de edad, erige el Carmelo abulense de San José. En los 20 años siguientes funda otros 16 carmelos. Son, a la vez, los años más intensos de su vida mística. Como fundadora, viaja en carromato por Castilla y Andalucía, escribe cartas, maneja dineros, se cruza con tipos de todas las clases sociales. Ella misma lo historía en el 'Libro de las Fundaciones', escrito sobre la marcha.
1. El título de Fundadora, ya en vida de Teresa se lo otorgan las monjas de sus Carmelos. Ella misma transcribe alguna coplilla en que se lo cantan: La madre fundadora / viene a la recreación / bailemos y cantemos / y hagamos son: se lo cantaba la niña Bela Gracián en el Carmelo de Toledo (cta 169,1: año 1576). Alguna vez, humoriza ella de sí misma: ¡qué seso de fundadora! (cta 172,24). Igualmente se lo reconocen las primeras publicaciones en letra de molde, bien sean sus propias obras, o bien escritos ajenos acerca de ella. Así, por ejemplo, la primera edición de sus Constituciones, en la carta dedicatoria de Gracián (Salamanca 1581); o la primera edición del Camino, al dedicarle Diego de Yanguas la Vida de san Alberto (Evora 1582); o la edición príncipe de sus Obras por fray Luis de León (Salamanca 1588).
2. Ese título de Fundadora comporta una doble referencia: desde el punto de vista histórico se refiere a la erección de nuevos Carmelos y al liderazgo ejercido por ella sobre el grupo. Pero tiene más hondo calado desde el punto de vista teológico: Teresa es fundadora en cuanto dotada de un carisma especial, que le confiere una misión dentro de la Iglesia; carisma del que ella misma tiene clara conciencia y como tal lo testifica expresamente. Aquí lo resumiremos en tres puntos: contexto en que surge su carisma de Fundadora; relato testifical del mismo; refrendo a través de la tarea de fundar y de la experiencia mística de Teresa.
3. Contexto religioso en que surge su misión de Fundadora. Es el bienio 1560-1562. Teresa reside en el monasterio de la Encarnación. En él está contentísima. Unas cuarenta monjas carmelitas comparten sus ideales de vida espiritual. Las gracias que recibe en ese momento la ponen tan en vista que proyecta huir de la Encarnación y refugiarse en un Carmelo lejano donde nadie la conozca (Vida 31,13). En el rincón de su celda se reúne en torno a ella un corro de entusiastas, la mayoría jóvenes. Personalmente, Teresa lleva al menos seis años de vida mística. El decreto inquisitorial de 1559 ha diezmado su pequeña biblioteca de libros espirituales, pero la voz interior le ha prometido el 'libro vivo'. Los confesores y asesores teólogos siguen cuestionando la genuinidad de sus experiencias presuntamente místicas. La obligan a resistir con muecas de desprecio (ib 29,5). Para someter esas experiencias al dictamen de fray Pedro de Alcántara, Teresa pasa una temporada en casa de la abulense doña Guiomar de Ulloa: este santo hombre me dio luz en todo (ib 30,5). Para doña Guiomar compone uno de sus primeros poemas: Oh Hermosura que excedéis / a todas las hermosuras. Ella misma ignora el desenlace de todo ese proceso. A veces presiente la muerte cercana (ib 20,13).
4. En el contexto epocal y eclesial del momento, se vive un ambiente de reforma religiosa, promovida en parte por el Concilio de Trento. Más de cerca se asiste al movimiento de la reforma franciscana, en la que emerge la figura de fray Pedro de Alcántara y, como tipo monástico femenino, el monasterio de las Descalzas, erigido en Ávila y trasplantado a Madrid. En ese mismo bienio Teresa amplía su horizonte, desde Ávila a Toledo y América. (Fuentes documentales: Rel 1ª y 2ª; Vida, cc. 23-31).
5. El carisma de Fundadora. Poseemos dos relatos originales de Teresa: la carta a su hermano Lorenzo (23.12.1561) y el c. 32 de Vida. La carta a Lorenzo contiene una sencilla alusión al proyecto en ciernes, es decir, a la inspiración y misión primordiales: como ya tengo escrito a vuestra merced bien largo, por muchas razones y causas de que yo no he podido huir por ser inspiraciones de Dios , sólo digo que [a] personas santas y letradas les parece que estoy obligada a no ser cobarde, sino poner lo que pudiere en esta obra, que es hacer un monasterio adonde ha de haber solas quince , con grandísimo encerramiento..., fundadas en oración y en mortificación (cta 2,2). En ese momento está a medio realizar la fundación del Carmelo abulense de San José. Lo importante es que Teresa ya tiene clara conciencia de hacerlo inspirada por Dios.
6. Es mucho más explícito el relato de Vida. Tras el oscuro telón de fondo de la visión del infierno, Teresa alude a los dos aspectos del proyecto: el contexto del monasterio de la Encarnación y la misión de lo alto. En la celda de Teresa persiste el grupo de contertulias, monjas y seglares jóvenes, que evocan el estilo devida de 'las Descalzas' franciscanas, y la posibilidad de hacer otro tanto. Teresa comparte y apoya, pero sin ánimo de actuar, porque como tenía tan grandísimo contento en la casa que estaba, porque era muy a mi gusto , me detenía (32,10). La decisión le viene de lo alto: Habiendo un día comulgado, mandóme mucho Su Majestad lo procurase con todas mis fuerzas, haciéndome grandes promesas de que no se dejaría de hacer el monasterio, y que se serviría mucho en él, y que se llamase San José , y que Cristo andaría con nosotras, y que sería una estrella que diese de sí gran resplandor , que dijese a mi confesor esto que me mandaba Fueron muchas veces las que el Señor me tornó a hablar en ello y que era su voluntad, que ya no osé hacer otra cosa sino decirlo a mi confesor, y dile por escrito todo lo que pasaba (32,11-12). Se ha perdido ese escrito, entregado al jesuita P. Baltasar. Perdidas también las anteriores y posteriores cartas a Lorenzo. Volverá sobre el tema en Vida 33,14 (refrendo de la Virgen!). Lo absolutamente claro en el minucioso relato es que, si Teresa funda un monasterio, no lo hace por propia iniciativa; ella es una mandada, o una enviada. Ese pasaje de Vida contiene su patente carismática de fundadora.
7. Refrendo del carisma. En el aspecto institucional, Te-resa, después de un quinquenio de vida en San José, tiene la aprobación del Padre General y comienza nuevas fundaciones, de monjas y de frailes. Aquí nos interesa únicamente el refrendo interior, de nuevas gracias místicas. Las testifica ella misma en apuntes dispersos, bien sea en sus Relaciones, bien al historiar la serie de fundaciones en el correspondiente libro. Cuando ha fundado ya media docena de Carmelos, más los conventos de Duruelo y de Pastrana, la voz interior le dice que me diese prisa a hacer estas casas, que tomase cuantas me diesen ; que escribiese la fundación de estas casas (Rel 9). Era el año 1570. Al año siguiente se le reitera: Esfuérzate : en tus días verás muy adelantada la Orden de la Virgen (Rel 14). Ese mismo año, la voz interior la afianza contra quienes alegan, para desacreditar su obra, el dicho de san Pablo acerca de las mujeres (Rel 19). Y todavía, poco después, Teresa anota una personal toma de conciencia: entiendo que como quiso nuestro Señor despertar el principio de esta Orden, y por su misericordia me tomó por medio, había Su Majestad de poner lo que me faltaba -que era todo!-para que hubiese efecto y se mostrase mejor su grandeza en cosa tan ruin (Rel 34). Pero el más pleno refrendo lo consignará al historiar lo hecho, en el Libro de las Fundaciones. Basta leer el relato de la última de todas (Fund c. 31).
- En la Encarnación: Periodo de crisis y lucha
- La primera fundación: San José de Ávila
- La primera salida: El Carmelo de Medina
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- El carisma del carmelo teresiano
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